

Publicado el : lunes 31 de agosto 2015, por AMECH, No hay comentarios.
México tiene el nivel más bajo de productividad laboral entre 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), al obtener un puntaje de 20 en una escala de 100, debido a la mala preparación de su fuerza laboral y su baja calidad educativa. El promedio entre los países miembros es de 50 puntos, según el más reciente estudio del organismo.
¿Pero de dónde parte esta problemática? Tener mayor nivel educativo en México no implica menor riesgo de desempleo, por el contrario, puede aumentar, así que es común que el capital humano acuda a otros sectores, tales como la informalidad.
De igual manera, las empresas en México suelen invertir poco en investigación y en la capacitación de su fuerza de trabajo. Solo 1% de los profesionistas con nivel superior están en programas para mejorar competencias técnicas, cifra que contrasta con el 25% en los países de la OCDE. Otro factor que contribuye en gran medida a la baja productividad laboral, son las competencias que poseen los trabajadores y candidatos ya que con frecuencia no son las que están buscando los empleadores.
Una mayor conexión entre instituciones educativas y el mercado laboral para fomentar la creación y desarrollo de competencias laborales de valor y de alta demanda en el mercado de trabajo, es una necesidad imperante para el panorama del empleo en nuestro país.
Iniciativa privada, gobierno, fuerza laboral e instituciones académicas deben trabajar en conjunto para identificar un perfil nacional de mayor empleabilidad y gestionar así, competencias adecuadas al tiempo que se combate la informalidad en el empleo. Todos estos factores aunados a una cultura laboral más orientada a eficientar recursos y a profesionalizar al capital humano, contribuirán a reducir esta brecha tan significativa en términos de productividad.
La política laboral en México debe estar encaminada a fomentar y optimizar las capacidades de los trabajadores y entre más jóvenes mejor. De hecho, emplear gente en ocupaciones de bajo valor agregado es la mejor manera de perpetuar su miseria. Trabajar en las competencias laborales, en la adecuada capacitación del capital humano, en la flexibilización de las estructuras de empleo formal y en la especialización de la fuerza laboral profesional y técnica; no sólo incidirá en una mayor productividad a nivel personal de los trabajadores, sino en mejorar a largo plazo, los niveles de productividad como nación.